A pesar de que, en el ámbito doméstico, solamente el polvo puede
acabar con nuestro disco duro, deshacerse definitivamente de él y que no
pueda recuperarse información no es una tarea sencilla si queremos
hacerlo bien. Podemos intentar borrar la información de un disco duro, pero a ciertos niveles no podemos asegurar que los datos que ha almacenado no puedan recuperarse.
Si tienes pensado deshacerte de un viejo disco duro y reciclarlo, no lo tires directamente aunque lo hayas formateado. Lo más seguro es destruirlo físicamente, pero no vale de cualquier forma. Toma nota de las mejores maneras que hay de destruir un disco duro y sus datos para que no se puedan recuperar.
Borrar un disco duro: la forma segura de hacerlo
La manera inmediata que solemos asociar a borrar la información de un disco duro es eliminar los archivos o formatear esa unidad.
Cuando hacemos esto, en realidad lo que conseguimos es decirle al
sistema operativo que hay espacio libre para rellenar, pero es probable
que la información no se llegue nunca a sobreescribir y sea fácil
recuperarla.
Si solo queremos borrar un disco duro mediante software, debemos hacerlo correctamente y realizar un formateo múltiple
Para eliminar definitivamente la información de un disco duro con un formateo, éste debe ser múltiple. Hay que realizar varios formateos seguidos para sobreescribir efectivamente la información que queremos eliminar.
Lo mínimo que debemos formatear un disco duro no demasiado antiguo es dos veces, pero actualmente el formateado seguro se asocia a siete pasos. Ése es el estándar que usa el departamento de defensa de los EEUU como método seguro para borrar contenidos magnéticos.
Pero para tener la certeza de que un disco duro se ha borrado
definitivamente y podemos quedarnos tranquilos de que nuestra
información nunca será recuperada, hay que pasar a métodos físicos.
Destruir definitivamente un disco duro: los métodos más efectivos
¿Qué técnicas puedo usar para asegurarme de que el disco duro que quiero destruir quede realmente inservible?
Dependiendo de la información que contenga y el nivel de seguridad que
busques, puedes recurrir a técnicas más caseras o a los sistemas más
seguros que usan en agencias como la NSA.
Mojarlo no sirve de mucho, el fuego sí
Si has pensado en sumergir el disco duro que quieres dejar inservible
en agua, por aquello de que es un componente electrónico y ya sabemos
las consecuencias que tiene mojarlos, olvídate.
Si
optas por agua o fuego para destruir un disco duro, la segunda opción
es la que realmente te dejará el disco duro inservible y tus datos a
salvo
Es cierto que mojar un disco duro va a dejar inservible la parte de la electrónica y quizás perdamos algo de información
por residuos que puedan quedar sobre los platos del disco duro, pero
recuperar la información de ese disco duro es algo relativamente
sencillo para una empresa especializada que trasplantará la parte que
incluye la información valiéndose de una nueva parte electrónica
(donante) con la que devolver a la vida nuestro disco duro.
Más suerte podemos correr si es una unidad SSD o de memoria flash. En algunos de esos casos, mojar la electrónica sí que puede hacer que sea imposible volver a leer los datos almacenados.
Si en vez de agua optamos por fuego, el final de la información del disco duro no es tan halagüeño. Un fuego intenso y duradero acabará por dejar los platos suficientemente ilegibles incluso para empresas especializadas.
Los imanes pueden valer, pero que sean muy potentes
Un clásico de las técnicas para borrar información de un disco duro clásico, es usar un imán.
Al tratarse de almacenamiento magnético, un imán podría dificultar la
lectura de información e incluso hacerla desaparecer. Para conseguirlo
es mejor abrir el disco duro y dejar los platos al aire y entonces frotar con el imán.
Si el imán es suficientemente potente tendremos un disco duro
irrecuperable, especialmente si usamos algún desmagnetizador comercial.
Pero no es 100% seguro que hayamos eliminado la posibilidad de recuperar
esa información.
Destrucción física: de aquí no hay vuelta atrás
Para que un disco duro quede realmente inservible y nuestro datos desaparezcan para siempre, la destrucción física
es lo único que nos lo puede asegurar si la realizamos de forma
correcta. Una buena manera de comenzar es ponerlo en funcionamiento, por
ejemplo con una carcasa externa, y golpearlo. El daño físico a los
platos será más importante que si lo hicéramos con el disco duro
apagado. Pero hay que asegurarse todavía más.
Un
golpe en un disco duro puede ser suficiente para que quede inservible,
pero si realmente quieres asegurarte de que nadie pueda recuperarlo, la
combinación de lijado de los platos y taladrado de los mismos es la más
infalible
Una vez separada la parte electrónica de la física, la idea es destrozar lo máximo posible los platos.
Dependiendo del material del que estén construidos (cristal, cerámica,
metal ...), unos métodos tendrán más éxito que otros. Podemos desde
rayarlos hasta golpearlos con un martillo o incluso proceder a su
perforación con un taladro.
Si los rayamos o golpeamos ligeramente, a nivel doméstico habrá
quedado inaccesible. Pero aunque el disco duro no gire o tenga una buena
zona definitivamente inaccesible, a nivel profesional es posible recuperar buena parte de la información, eso sí, a un alto precio que solo lo hace viable en caso de causas judiciales o empresariales al más alto nivel.
Para asegurarnos de que el disco realmente queda invalidado para la
recuperación de información alguna, lo mejor es golpearlo hasta hacerlo
añicos, con algún taladro previo e incluso haber estropeado de forma
importante la superficie de los platos previamente con ácido o
lijándola. Esa combinación de taladrado y lijado es definitiva.
La destrucción física de un disco que almacena información que no
queremos que sea recuperada es mucho más sencilla con unidades de
memoria flash o SSD. En esos casos los golpes destrozarían las celdas de memoria y ya no habría posibilidad de recuperación.
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